Yo leo para leerme en los libros: Creía que mi padre era Dios

Sin título

“En los remotos e inexplorados confines del arcaico extremo occidental de la Espiral de la Galaxia, brilla un pequeño y despreciable sol amarillento. En su órbita gira un pequeño planeta totalmente insignificante de color azul verdoso, cuyos pobladores, descendientes de los simios, son tan asombrosamente primitivos que aún creen que los relojes digitales son de buen gusto. Este planeta tiene el problema siguiente: la mayoría de sus habitantes eran desdichados durante casi todo el tiempo. Surgieron muchas soluciones, pero la mayor parte se referían principalmente a los movimientos de unos papelitos verdes; cosa extraña, ya que éstos no eran precisamente quienes se sentían desdichados. El problema persistió; muchos eran mezquinos, y la mayoría se sentían desgraciados, incluso los
que poseían relojes digitales. Cada vez eran más los que pensaban que,
en primer lugar, habían cometido un grave error al bajar de los árboles.
Y algunos afirmaban que lo de los árboles había sido una equivocación y
que nadie debía haber salido de los océanos.”

(vía La Tierra |)

Sin título

Salió a fumar un cigarro de nuevo, arrastrando los pies para dibujar un rumbo en el suelo. Dibujó el miedo. Dibujó la inquietud y dibujó un muro. Dibujó un error al seguir y un error al quedarse. Dibujó la espiral de mil universos paralelos. Dibujó una luz y cien tinieblas. Se dibujó sobre una cama con las sábanas quemadas en un lateral de la autopista, y en posición fetal.