Lo importante es que entiendas que necesitas expresar las emociones, no evitarlas ni reprimirlas. Que puedes llorar cuando te sientas triste, que no es lo mismo que deprimirse. Que puedes enfadarte, que no es lo mismo que estar iracundo. Que obviamente puedes sentir alegría y amor. Que la vida es algo maravilloso cuando nos dejamos tocar por ella. Y para eso hay que aceptar la propia vulnerabilidad y sentir.