Alguien decía que la soledad es la única rosa que encuentras cuando no la buscas, y yo añadiría que viene con regalo sorpresa, las malditas espinas que te hacen sangrar de soledad hasta el hígado. Quizás la soledad venga irremediablemente cuando nos falta quien realmente necesitamos y por mucho empeño que pongan los que nos rodean siempre nos sentiremos solos, aislados, siempre con la terrible sensación de no formar parte de algo.