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Empieza el libro con una leyenda amerindia sobre un inmenso fuego en el bosque ante el que la mayoría de los animales desde su sensatez quedaron impotentes. ¿Todos? No. El colibrí volaba y volaba hasta el río donde recogía con su pico gotas de agua y las lanzaba contra el fuego. Otro pájaro, convencido de la heroicidad inútil del colibrí le dijo: “¿Estás loco? No apagarás el fuego con unas gotitas”. El colibrí, seguro de sí mismo le respondió: “Lo sé, pero hago mi parte”.

Somos el mundo. Cambiarlo requiere cambiarnos. Y cambiarnos implica cambiar una parte del mundo. Pequeña, pero importante.

El colibrí frente a la noria | Inteligencia emocional

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Todo es cierto. Los dos mundos existen. El rosa y el negro. Hay gente que sufre, gente que estalla de felicidad, hay penas, hay playas paradisiacas, hay cosas injustas, hay belleza, hay asesinos, hay amor, hay sueños, hay guerras, hay risas, hay muertes, hay orgasmos, hay psicópatas, hay canciones, hay verdugos, hay libros . Hay de todo. Hay tantos mundos como personas. Cada una vive en el suyo. Y sospecho que la llave maestra es relativizar. Crear algo que se parezca al equilibrio. El poder de nuestra mente es grandioso. Podemos elevarnos o enterrarnos. Cada uno elige. No todo es rosa. Ni negro. Probemos con el azul.