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Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.

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Deberían contarte que hay gente que quiere tanto que abraza cuando te despiertas, que besa al llegar a casa, que llama a media tarde para invitarte a un café, que te anima a que cumplas tus sueños, que camina a tu lado y te agarra de la mano cuando te tiemblan las rodillas. Gente a la que si le diesen a elegir dos personas te elegiría dos veces a ti.

Deberían contarte que hay gente que aún llora en su aniversario de boda, que hace planes de fin de semana, que cuando toca olvidar lo hace de mentira, lo justo para convertir desamores en recuerdos. Gente que no tiene más allí que ahora para ser feliz, que te aplaude cuando te desnudas y que te ve perfecto vestido de nada.

(vía El amor es como un chicle. | Con un ojo abierto…el otro mirando)

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Hay una tribu africana que tiene una costumbre muy bonita: cuando alguien hace algo perjudicial y equivocado ellos llevan a la persona al centro de la aldea, y toda la tribu se acerca y lo rodea. Durante dos días ellos le dicen a la persona todas las cosas buenas que él hizo.

La tribu cree que cada ser humano viene al mundo como un ser bueno. Cada uno de nosotros deseando seguridad, amor, paz, felicidad. Pero a veces, en la búsqueda de esas cosas las personas cometen errores. La comunidad percibe aquellos errores como un grito de auxilio.

Entonces ellos se reúnen para enderezarlo, para reconectarlo con su verdadera naturaleza, para recordarle quien él realmente es, hasta que se acuerde totalmente de la verdad de la cual él se había desconectado temporalmente.

(vía Si somos amados con nuestros errores, no los repetiremos)

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Vivir es encontrar por sí mismo lo que es verdad, y usted puede hacerlo sólo cuando hay libertad, cuando hay una continua revolución dentro de usted mismo…Sólo cuando usted está constantemente preguntando, constantemente observando aprendiendo es que se encuentra la verdad, Dios o el amor; y usted no puede preguntarse, observar, aprender; no puede estar profundamente atento, si tiene miedo. Así es que la función de la educación, ciertamente es erradicar interior y exteriormente ese miedo que destruye el pensamiento humano, la relación humana y el amor.