Sin título

Una niña tenía dos manzanas en su mano.

Su mamá se le acercó y le preguntó a su hija si le daría una manzana.

La niña rápidamente mordió una y luego la otra.

La mamá sintió cómo se le congeló la sonrisa y trató de no mostrar su decepción.
Pero la niña le pasa una de las manzanas y le dice: “toma mamita, esta es la mas dulce.”
No importa cuánta experiencia o conocimiento crees que tienes, nunca hagas juicios.

Ofrécele al otro la oportunidad de dar una explicación.

Lo que percibes puede no ser la realidad.

(vía Lo que percibes puede no ser la realidad. | Rincon del Tibet)

Sin título

De ahí que las ocasiones en que rumiamos un recuerdo una y otra vez estamos más bien creando un monstruo que nada tiene que ver con su punto de partida. Nada de lo que tuvimos regresa. Tenemos a nuestro fantasma, la memoria, que es una máquina de hacer quimeras; bestiarios hermosos o terribles, pero despegados por completo de su manuscrito original. Tal vez así funciona el pasado: cuando se va deja en su lugar a un fantasma y nosotros le conferimos agencia a ese fantasma como si fuera el evento mismo, agencia sobre nuestra realidad y nuestras emociones. Pero al invocar a ese fantasma, al recordar, estamos cambiándolo, creando a otro parecido a él pero distinto, y así hasta que no es más que un pequeño dolor o una pequeña alegría. Una nostalgia. Habría que considerar y elegir qué recuerdos recordar y cuándo.