Sin título

El carpintero que había contratado para ayudarme a reparar una vieja granja, acababa de finalizar un duro primer día de trabajo. Su cortadora eléctrica se estropeó y horas después su antiguo camión se negó a arrancar. Mientras lo llevaba a casa, se sentó en silencio.

Una vez que llegamos, me invito a conocer a su familia. Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un árbol, tocando las puntas de las ramas con ambas manos.

Cuando se abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación. Su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazo a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa. Posteriormente me acompañó hasta el coche.

Cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunte acerca de lo que lo había visto hacer un rato antes.

¡Ah! Ese es mi árbol de problemas, contestó.

– Se que yo no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa. Luego en la mañana los recojo otra vez.

Y continuó sonriendo:
Lo divertido es que cuando salgo en la mañana a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior.

(vía Cuento: EL ARBOL DE LOS PROBLEMAS | RESPIRA – INSPIRA)

Sin título

Un rey recibió como obsequio dos pequeños halcones, y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara.

Pasando unos meses, el maestro le informo al rey que uno de los halcones estaba perfectamente pero que al otro no sabía que le sucedía, ya que no se había movido de la rama donde lo dejó desde el día de su llegada.

Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió. Al día siguiente por la ventana, el monarca pudo observar, que el ave aun continuaba inmóvil.

Entonces decidió comunicar a su pueblo que ofrecería una recompensa a la persona que hiciera volar al halcón. A la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por los jardines. El rey le dijo a su corte que llevaran a su presencia al autor del milagro.

Su corte rápidamente le presento a un campesino. El rey le preguntó;

– “¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres mago?”

Intimidado, el campesino le dijo al rey:

– “Fue fácil mi rey… tan sólo corté la rama y el halcón voló… se dio cuenta de que tenía alas y se lanzó a volar.”