Sin título

La curiosidad es un vicio que se ha visto estigmatizado una y otra vez por el cristianismo, la filosofía e incluso cierta concepción de la ciencia. Curiosidad, futilidad. La palabra, sin embargo, me agrada; me sugiere otra cosa por completo: evoca “intranquilidad”; la preocupación que se tiene por lo que existe y por lo que podría existir; la disposición a encontrar extraño y singular lo que nos rodea; una cierta ansiedad por desligarnos de nuestras familiaridades y ver los objetos cotidianos bajo otra luz; un ardor por captar lo que sucede; una despreocupación por las jerarquías tradicionales de lo importante y lo fundamental

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Seamos como somos, intentemos mejorar, estar sanos y busquemos la belleza con cabeza, pero antes de nada, seduzcámonos a nosotros mismos porque así podremos seducir al mundo sin mirarnos en el espejo que nos impongan. Porque la belleza que atrae rara vez coincide con la belleza que enamora.