Sin título

El distractor más poderoso no es la charla interpersonal, sino la incesante cháchara intrapersonal que se da en el escenario de nuestra mente. La verdadera concentración exige acallar esa voz interior. Una resta en la que, partiendo de 100, vamos sustrayendo sucesivamente 7 acabará aquietando, si nos concentramos en esa tarea, ese diálogo interno.

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Todo es cierto. Los dos mundos existen. El rosa y el negro. Hay gente que sufre, gente que estalla de felicidad, hay penas, hay playas paradisiacas, hay cosas injustas, hay belleza, hay asesinos, hay amor, hay sueños, hay guerras, hay risas, hay muertes, hay orgasmos, hay psicópatas, hay canciones, hay verdugos, hay libros . Hay de todo. Hay tantos mundos como personas. Cada una vive en el suyo. Y sospecho que la llave maestra es relativizar. Crear algo que se parezca al equilibrio. El poder de nuestra mente es grandioso. Podemos elevarnos o enterrarnos. Cada uno elige. No todo es rosa. Ni negro. Probemos con el azul.