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Para sacar provecho de nuestro potencial tenemos que encontrarnos los unos con los otros como sujetos en lugar de tratarnos como objetos. Solo la gente “amorosa” es capaz de tratar a los demás como sujetos. Pero, en la actualidad, nuestra cultura favorece a aquellos que usan y manipulan a los demás para lograr sus propósitos. A menos que este tipo de relaciones interpersonales y culturales desarrolladas a lo largo de la historia se supere, no seremos capaces de resolver ninguno de los problemas a los que nos enfrentamos ahora. La lucha por el poder y la dominación es la verdadera causa de todos nuestros problemas.

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Empieza el libro con una leyenda amerindia sobre un inmenso fuego en el bosque ante el que la mayoría de los animales desde su sensatez quedaron impotentes. ¿Todos? No. El colibrí volaba y volaba hasta el río donde recogía con su pico gotas de agua y las lanzaba contra el fuego. Otro pájaro, convencido de la heroicidad inútil del colibrí le dijo: “¿Estás loco? No apagarás el fuego con unas gotitas”. El colibrí, seguro de sí mismo le respondió: “Lo sé, pero hago mi parte”.

Somos el mundo. Cambiarlo requiere cambiarnos. Y cambiarnos implica cambiar una parte del mundo. Pequeña, pero importante.

El colibrí frente a la noria | Inteligencia emocional

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En días fríos y oscuros de invierno la tentación de no salir de casa, de no salir del cuarto, de no salir de la cama, de buscar un rincón caliente y seguro en el que esconderse, de meterse bajo tierra, hacerse un ovillo, taparse con capas y más capas de barro y hojas, abandonar toda resistencia, ceder, dejarse ir, sentir nuestro propio calor mientras ahí fuera el invierno sigue siendo frío y oscuro, quedarse en posición fetal y oír pasar el tiempo hasta que deja de oírse pasar el tiempo, perder la noción de todo, la noción de un mismo, disolverse, deshacerse, desconocerse, a lo mejor ahí arriba ya ha llegado la primavera y no importarnos nada, no querer saber, apretar los ojos, abrazarnos todavía más fuerte, resistirnos ahora a la vida que nos llama de vuelta, quedarnos así, quietos, cálidos, inconscientes, para siempre y no tener pena ni nostalgia de nada, y en nuestro agujero en el suelo dejar pasar la vida como un oso sin verano.

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Salió a fumar un cigarro de nuevo, arrastrando los pies para dibujar un rumbo en el suelo. Dibujó el miedo. Dibujó la inquietud y dibujó un muro. Dibujó un error al seguir y un error al quedarse. Dibujó la espiral de mil universos paralelos. Dibujó una luz y cien tinieblas. Se dibujó sobre una cama con las sábanas quemadas en un lateral de la autopista, y en posición fetal.

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Casi siempre vienen juntos. Y cuando están juntos, hablan. Hablan mucho, a veces, durante largo rato…. A veces oigo trozos de la conversación. Empieza: “¿Sabes lo que ha pasado esta mañana?”. Y ella: “Dime…”. Están enamorados, y dura. Se ve en la manera que se hablan… Nunca miran a su alrededor cuando están sentados en la terraza; en cambio en otras parejas suele haber uno que habla y otro que mira a su alrededor, para ver si reconoce a alguien o para ver si es reconocido. Él solía ser taciturno y ahora lo es menos a medida que pasan los meses

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Recordaba remotamente haber sido de derechas, apolítico, comunista, anarquista, ateo, agnóstico, musulmán, budista, yonki, punky, heavy, romántico, gay, bisexual, Testigo de Jehova, homófobo, pesimista, animalista, carnívoro, vegetariano, feminista, nacionalista terrícola… Hace ya siglos que la medicina, acabó con cualquier rastro de coherencia personal

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Te levantas y ya estás cansada. Te tropiezas al vestirte, se te cae la tostada, te manchas de café… uff hoy el día será largo… ¿te suena? Hay veces que la suerte o mejor dicho, la falta de ella, nos juega malas pasadas. Será eso o la manera que tenemos de ver la realidad, que matiza profundamente la interpretación que hacemos de ella y en consecuencia, lo que sentimos hacia la misma, es decir, hacia nuestra vida. ¿Un día torcido? ¡Pues dale la vuelta!

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Cuando el viento sopla de cara todos querrán acercarse a ti, pero es cuando surgen los problemas cuando te das cuenta de quién está realmente a tu lado. El sexo tiene una metáfora aparentemente banal pero perfectamente valida para explicar esto: mientras que en los prolegómenos lo habitual es que cada uno ayude a desvestirse al otro, una vez hemos terminado cada uno se viste por su cuenta. Es decir, es mucho más difícil encontrar a alguien que te ayude una vez estás jodido.